Armar un portafolio cuando estás empezando puede sentirse como cuando tienes que hacer un CV sin experiencia laboral: una misión imposible. Te dan ganas de meter cosas que no hiciste, decir que colaboraste en “X campaña global” (cuando apenas hiciste el flyer del cumple de tu primo) o fingir que tu proyecto personal fue para una marca top. Pero, alerta spoiler: no hace falta mentir para destacar.
Hoy te vamos a contar cómo construir un portafolio honesto, sólido y lleno de personalidad que te haga brillar sin caer en el “fake it till you make it” (porque hay formas reales de make it sin tanto fake).
1. Tu portafolio es tu espejo: más vale que refleje lo real.
Primero lo primero: tu portafolio es tu carta de presentación. Si pones cosas falsas o muy exageradas, es como llevar puesto un filtro de Instagram en una entrevista. Tarde o temprano, se nota. Lo que realmente engancha es que se vea quién sos, qué te gusta y cómo pensás. Eso conecta más que un logo inventado o un mockup ultra pulido que no hiciste en realidad.
2. No tenés clientes aún… ¿y qué? Creá desde vos.
No hace falta tener encargos para mostrar tu talento. Tus propios proyectos personales pueden ser oro puro. Diseñá para una banda que te guste, reimaginá el branding de un bar de tu barrio, hacé una serie visual sobre un tema que te obsesiona (gatos samuráis, íconos del cine de los 2000, lo que sea). Si el proyecto está bien hecho, nadie te va a juzgar por no tener brief real. Al contrario: habla de tu iniciativa.
3. Colaborar es más valioso que parecer solx en el mundo.
¿Tenés amigxs que hacen música? ¿Alguien en Twitch que necesita overlays? ¿Un compa que está armando un emprendimiento? Ahí tenés oportunidades. Colaborar con otras personas te da material real, feedback y conexiones. Y si encima sale bueno, lo sumás al portfolio con orgullo y nombre propio.
4. Dona diseño (y suma experiencia real).
Diseñar para ONGs, colectivos barriales o proyectos solidarios puede parecer algo pequeño, pero te da cancha, visibilidad y contactos, además de buena vibra. Muchos proyectos sociales necesitan diseño, web, redes, branding… y ahí podés sumar trabajos reales que cuentan una historia linda detrás.
5. Todo suma, pero lo que cuenta es el cómo lo cuentas.
No subas diez piezas iguales solo porque sí. Elegí bien, contá el proceso, explicá tu idea, mostrale al mundo cómo pensás. No hace falta tener mil trabajos para demostrar tu talento. A veces con tres proyectos fuertes y bien explicados la rompés más que con un portfolio inflado de cosas sin alma.
6. El detalle también habla de ti.
¿Le pusiste cariño al layout de tu portafolio? ¿Las imágenes están bien recortadas? ¿Se nota que lo cuidaste? Eso también comunica. No solo importa lo que mostrás, sino cómo lo mostrás. Hasta el diseño de tu CV o la forma de nombrar los archivos puede decirle a alguien si sos ordenado, creativo o improvisado.
7. Lo que no sabés, aprendelo. Y mostralo.
Si todavía no dominás una herramienta, una técnica o un estilo, metele tiempo y práctica. Hoy hay cursos gratis, YouTube, plataformas de todo tipo. Mostrá en tu portfolio ese proceso de evolución, que también suma. Decir “esto lo aprendí hace poco y me encantó” habla bien de tu actitud.
8. La honestidad visual también se nota (y se valora)
Muchos reclutadores, agencias y clientes detectan al toque cuando algo es too good to be true. Y lo que buscan, cada vez más, es gente auténtica. Si ven que todo tu trabajo tiene un mismo estilo, coherencia y una voz real, eso vale más que mil logos de empresas que nunca trabajaron con vos.
9. No te obsesiones con el “nivel Behance”.
Está buenísimo inspirarse, pero no te compares. Muchos proyectos que ves en redes son el resultado de años de experiencia, estudios enormes o recursos que vos, por ahora, no tenés. Y no pasa nada. Lo importante es avanzar desde donde estás con lo que tenés. Tu camino es tuyo, y nadie te lo puede copiar.
10. Empezá hoy, sin esperar que todo esté perfecto.
No caigas en la trampa de “cuando tenga X, recién ahí armo mi portfolio”. Empezá con lo que tenés. Si después lo querés actualizar, mejorar, cambiar de plataforma o reordenar, lo hacés. Pero si no arrancás nunca, no hay nada que mostrar.
Portafolio honesto, impacto real.
Ser creativx en estos tiempos es jodido, sí. Pero también es el mejor momento para mostrarte al mundo. No necesitás fingir que sos alguien más. Lo que necesitás es darle espacio a tu voz, a tu estilo, a tu historia. Y eso se logra creando, compartiendo, colaborando, equivocándote y aprendiendo. No mintiendo.